Está
fuera de toda discusión que hoy estemos en el centro de la revolución
tecnológica más importante, la cual tiene un impacto decisivo en dos
dimensiones fundamentales de la experiencia humana: el tiempo y el espacio.
Las transformaciones económicas, sociales y organizativas
dadas por el sistema de relaciones que operan a través de los flujos
espaciales, como las telecomunicaciones, los sistemas de transporte rápido,
etc. están conformando un nuevo modelo de organización social que redefine la
estructura de los estados, regiones y territorios a nivel mundial y toca a
todos los ámbitos de la organización social, desde la producción hasta el
marketing, del tiempo libre a la política, hasta extenderse a nuevas formas de
control y vigilancia.
Sin embargo, la innovación tecnológica no es un
"Prometeo Desencadenado" imposible de controlar, aunque tenga
contenidos propios que puedan incidir sobre las características de la mutación.
La innovación tecnológica no es simplemente el producto de la investigación y
desarrollo aplicada a la resolución de problemas sociales y económicos, la
manera en la que nace, crece y se difunde depende de un conjunto de factores
sociales, económicos y organizativos. Entonces se vuelve importante analizar,
como sugería Nathan Rosemberg en un texto de 1982, la caja negra que comprende
los mecanismos constitutivos y de crecimiento de la tecnología para
reconsiderar la relación Ciencia-Tecnología-Sociedad, no según una lógica
lineal y unidireccional, sino circular y sistemática.
Hay que considerar la naturaleza compleja del proceso
innovador y de la relación entre innovación tecnológica y sociedad. La
innovación no es sólo la aplicación de los resultados de investigación y
desarrollo a alto nivel, sino que también es el resultado de capacidades
emprendedoras, estratégicas, de decisión, organizativas e imaginativas.
CIBERGRAFIA:sites.google.com/site/jocelynlamponest/
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